La Alquimia hunde sus raíces en las religiones sagradas y en la magia lumínica de la naturaleza. Se basa en  la combinatoria de los cuatro elementos, tierra, aire, agua y fuego, en la magia ceremonial, la asistencia angélica y la arquitectura Sagrada, que con la intervención de las criaturas sutiles y los seres de luz, crea la “quinta esencia” que es la dadora de vida. 

 

La Alquimia trata el Arte de la Transmutación,  cambia o lleva la materia de un estado bajo a uno más elevado.

 

Los Alquímicos, ayudan a las personas a modificar, para bien, su realidad y entorno. A salir de la oscuridad, en situaciones complejas, para convocar la presencia angélica, contra enfermedades de todo tipo, para purificar lugares, para temas telúricos (geofísica), en animales, plantas, aplicables a toda circunstancia y no interfiere ni anula ningún tratamiento o experiencia benéfica, por el contrario, la potencia.

 

Recomendado especialmente para quienes trabajan con energías y ayudan a otras personas, su uso evita la intervención de fuerzas oscuras, que pueden absorber lo positivo que se genera. 

 

La ausencia de vida es la ausencia de calor. La vida es energía pura, es calor que desciende de lo alto. Cuando ese calor baja las fuerzas negativas van a alimentarse de él, de modo que arrebatan lo que no les pertenece. Para eso se crearon las criaturas Alquímicas, para que se abran canales, para que la energía fluya, para que descienda sin ser alterada, para sanar y ayudar a sanadores en sus tareas, en sus prácticas, meditaciones y para el uso de todo el que necesite conectar y fortalecer el canal de luz que se abre y se cierra en cada sanación.